Disfrutando de mí.

Hoy, miércoles ocho de setiembre única chica cosmo se ha conectado a Tinder. Lo he hecho por varios motivos, pero el principal, ha sido por puro aburrimiento. Llevo encerrada desde el lunes en casa por un esguince. Mis hijos han decidido quedarse una semana más con sus abuelos en la playa y así no me molestaban… (Está claro que han salido listos). Playa sí, llamar a su madre para saber como está, no. Adolescentes….


En lo que llevamos de semana no he tenido mucho contacto humano. Mi señora madre me ha venido a ver cinco minutos, o puede que fueran tres… Mis queridos amigos están súper ocupados porque todos son ingenieros, informáticos, banqueros y tienen que, casi, “salvar el mundo”. No les culpo, ellos saben que los quiero mucho. Yo no soy la típica chica que tiene millones de amigos o infinidad de grupos de diferentes actividades; ojalá. Soy una persona que tiene muy pocos amigos y como se dice popularmente “cada uno de un padre y de una madre”. A todos los conocí en extrañas circunstancias y nuestra amistad surgió más por casualidad que por otra cosa. Eso cuando lo cuentas es muy chulo, cuando te haces un esguince en el pie y no viene ni Dios… ¡no tanto!


Aquí debo hacer un parón y nombrar a Mr. Locuaz. La única persona que me ha venido a ver, de momento, en esta semana. Es un amor de hombre. Me hizo la cena, me recogió los platos, no me dejaba levantarme del sofá y me puso la cremita en el pie cuando yo no llegaba. Tuvimos un curioso, agradable, interesante y cautivador debate sobre los ex. Los dos estamos en una situación similar y la charla se alargó hasta bien entrada la madrugada. Él y sus palabras me inspiraron para crear mi último artículo. Así que, aunque me deje todo el pisito con olor a tabaco, debo darle de corazón, mil Gracias.


Sé que los agradecimientos normalmente van al final, pero quería dedicarle estas palabras a Mr. Locuaz, antes de pasar al momento “telecirco”; donde daré todo tipo de detalles de mi experiencia con diferentes apps de ligoteo durante esta noche.


Por primera vez en mi vida, he entrado en Tinder y me he sentido desconectada de todo y de todos. Los chicos que el algoritmo me sugería, nada tenían que ver conmigo. Hablando claro: yo descarto a los que no ponen absolutamente nada más que las fotos. Creo que esta forma de ligar ya es bastante superficial como para no dar ningún dato más sobre tu persona, que un cuerpo musculado y una cara bonita; única chica cosmo no se vende tan barata. No me gustan los calvos, bajitos, ojos tristes. Me explico: ojos tristes para mí son aquellos ojos que no brillan, que tienen ojeras, los párpados caídos, o que los miras y simplemente no te dicen nada. A todos ellos los deslizo hacia la izquierda sin dudar. También desecho a todos los que escriben en inglés para hacerse los cultos, a los que no son de Barcelona y solo están aquí de vacaciones. A los demasiado musculosos, los que salen en tres fotos seguidas sin camiseta, o tres fotos seguidas haciendo deporte. (Me gusta el deporte, la playa y la montaña. Pero trabajo en una tienda y tengo dos hijos; a efectos prácticos significa que tengo un fin de semana libre cada tres meses. Compatibilidad con el deportista: cero). No me gustan los tatuajes, ni el pelo largo o demasiado rizado. No me gustan los que escriben con faltas de ortografía, ni los que parecen chonis. No a los que utilizan las “k” en vez de “q”.


Única chica cosmo daría like a la gente con mente cultivada más que con un cuerpo esculpido. Para monumentos me quedo con los de Italia. La mente de mi chico ideal tiene que ser curiosa, divertida, inteligente, con sentido del humor y un poco ácida. Físicamente, supongo que sabido por todos, me gustan los altos, rubios, ojos claros, sonrisa bonita, con pelo fuerte y brillante. No me importa que sean flaquitos o musculosos, que tengan más vello o menos, que sean más bajitos de de metro noventa. Al final, para mí, lo que cuenta de verdad es su personalidad y su cerebro. Cómo veis, ante todo estos descartes hoy no he podido encontrar nada bueno en Tinder, ni siquiera para hablar un rato del tiempo.


Yo, que valiente soy un rato y no me desmorono ante tal perspectiva de fracaso; me he conectado a Adopta un tío. Una página que me ha traído muchas alegrías. Prácticamente todos los novios, rollos, amantes o relaciones de mis últimos 8 años han salido de esta página. Lo malo de acabar siempre aquí, es igual que cuando vas siempre al mismo bar, la gente te acaba conociendo. Lo primero que han hecho los viejos pretendientes de Adopta, ha sido decirme: “Ey, ¿qué tal? ¿tú por aquí de nuevo? Veo que vuelves a estar soltera”. Lo siento chicos pero eso me repatea. Los que te lo dicen, son los típicos que te han mandado 40 mensajes y no les has contestado a ni uno. Me los imagino allí, en su casa, esperando a que una pobre alma se apiade de ellos y tengan por fin una cita con alguien “de las de siempre”. Ante esa posibilidad, que me ha dado más terror que la saga de Saw; me he creado un perfil nuevo y he eliminado a todos los deshechos de años anteriores. Era como empezar otra vez. Y sinceramente he alucinado. Aparte de encontrar chicos, he encontrado unos artículos muy frikis sobre el amor. Me he leído un par. Uno que se llamaba “después de una ruptura ¿cuándo volver a quedar?” y “errores y aciertos en las primeras citas”. No decían nada del otro mundo, no aportaban información relevante, no eran la panacea para tener la cita perfecta; pero por un momento, me he imaginado trabajando para ellos; cambiando escribir mi blog por esos artículos chorras, y he sonreído. Supongo que en algo se parece: ni mi blog, ni esos artículos, los lee nadie, salvo yo.


En tema chicos. Adopta un tío es mucho mejor que Tinder. Intentando ser objetiva y no valorando mis experiencias positivas con esta página; voy a decir, las cosas que Adopta tiene mejor que Tinder, a nivel de usuaria femenina. El perfil, sin duda es mucho más completo. A parte de un campo libre para poner lo que buscas y cómo eres, tienes miles de opciones para rellenar fácilmente y así dar más detalles a los demás usuarios. Por ejemplo el físico, trabajo, estilo de vida, aficiones… Tiene un cuestionario muy chorra que no se hace público y solo sirve para ver un porcentaje divertido de compatibilidad entre tú y otros usuarios. Me parece muy gracioso el “astrolove”. Ponen el porcentaje numérico de vuestros horóscopos y además le añaden un texto muy gracioso con frases como… “estáis tan compenetrados que podríais dar la putivuelta juntos y cogidos de la mano”. Debo decir como escritora, que cuanta más información me den las apps de los chicos, mejor; y si encima me echo unas risas con las tonterías que se inventan, pues para qué quiero más. Sé que aunque no ligue esa noche, me voy a reír un rato.


Pero sin duda, lo que adoro del esta página, es que tú puedes elegir, al menos un poquito, al usuario. Puedes poner la ciudad que quieres, la edad, el color de pelo, los estudios, el estilo de vida, si fuma o no, si trabaja en tal sitio o no… Vamos que no tienes que confiar solo en un algoritmo que te conecta. Aquí te hacen creer, que tú tienes un poquito más de control con los chicos que te dan para escoger. Y eso siempre es un punto a favor para al app ¿No creéis?


Cómo conclusión final y porque sé lo cotillas que sois, os diré que esta noche, ni con Tinder, ni con Adopta he encontrado un chico con todas las cualidades que yo busco en una persona. No sé si será que aún es demasiado pronto, que a base de fracasos amorosos te vuelves más exigente o que el encierro por el esguince me está volviendo una persona bastante antisocial… Sea como fuera, las apps son el futuro y cada uno tiene que encontrar la que le vaya mejor, y la que se adapte más a su personalidad y su estilo de vida.


Soy consciente de que decir “son el futuro” queda, irónicamente, bastante anticuado. Una persona de treinta y poco seguro que lleva unos ocho años usándolas. Yo que tengo treinta y muchos me acuerdo de cuando se ligaba en los bares, en el metro, o en un banco del parque; a veces, lo añoro. Tenía su qué, ver cada día a una persona y a los dos meses hablarle por primera vez. Ahora queremos ir tan rápido, que queremos ver y saber toda su vida antes incluso de saber a que huele o cómo suena su voz. A veces hay que poner un poco de freno y dejar que las cosas lleven su curso natural. Creo que este mundo va muy deprisa y nosotros tenemos que ser, los que a veces, paremos en seco. Y ya no lo digo en el ámbito emocional, o de ligoteo. (Está claro que tener prisa en esos momentos es horrible). Hoy por hoy me refiero más a la vida en general. Y si no decirme: ¿cuántas veces hemos pasado por una calle habitualmente y un día cualquiera nos damos cuenta de que en el semáforo hay un árbol? Llevamos años pasando por allí y justo hoy estábamos pasando de verdad. Eso es lo que quiero a partir de ahora, vivir de verdad. Amad de verdad, escribir de verdad. Y hacerlo todo con los cinco sentidos y consciente de que lo que estamos haciendo, lo hacemos de verdad. Por eso yo, por primera vez en mi vida, me comprometo ante vosotros a no tener prisa. Me comprometo a disfrutar de una buena lectura, de cocinar más, de pasear por mi querida Barcelona y ser consciente de ello. Me comprometo a olvidarme de las redes sociales y por algún tiempo de las apps de ligar. Total hoy, para lo único que me han servido es para escribir un artículo y pasármelo mejor analizándolas que usándolas. ¿Quién quiere una app, cuando se tiene un blog para criticar sobre ellas?

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós Héroes 3, Hola Everdell.

Síndrome de la cama vacía

Adiós sincronizadas, hola gambas al ajillo.