Síndrome de la cama vacía






                             





Cuando una relación se acaba siempre pasa una cosa: nos olvidamos de lo malo y sólo podemos rememorar lo bueno. Recordamos y recordamos los momentos bonitos vividos. Nuestros viajes, nuestras cenas de aniversario, nuestros desayunos de domingo que parecían comidas de lunes. La primera vez que gemiste con su cunilingus, y la primera vez que se corrió en tu boca, eso ni a ti ni a él nunca se os olvidará. No nos atrevemos a pensar en el porqué de la ruptura. Las discusiones, los días sin hablarnos, lo cabrón que fue y lo cabrona que has sido tú "porque él se lo merecía" pasan a un segundo grado, más bien pasan a un grado inexistente de tu mente que se encierra con llave y que muy pocas veces vuelves a abrir.

Es curioso como nuestra mente nos puede engañar tanto. Empiezas a pensar en cómo podías haber arreglado la relación, qué hiciste mal, e incluso te planteas una segunda oportunidad. Y cuando después de todo ese proceso tienes el valor de llamarle y de explicarle tus sentimientos él te contesta:
- Yo no estoy tan mal como tú, sufro por ti porque sé que eres más emocional que yo. ¿Volver? Ni de coña, creo que deberíamos estar un tiempo"largo" (poniendo acento en la L, si eso se puede...) separados.-


Menos mal que ahí tu única neurona racional hace un consejo de guerra a las demás, se cuadra y te dice que empieces a olvidar a ese chico, que por mucho que le quieras, sólo vas a poder conseguir de él una amistad. -¿¡Amistad?!- le grito yo a mi neurona -nunca he conseguido ser amiga de un ex.-

Y aquí estoy yo con una botella de vino en la mano e intentando decidir si vale la pena tener amistad pero no tener su semen. Upps! espera, que también puedo tener su amistad, su semen pero no su amor...

Hoy en día las relaciones tienen múltiples combinaciones. Son como fórmulas complejas y rebuscadas basadas en el contrato o compromiso a veces no verbal (ahí te cagas ya) de dos personas. Es como jugar al juego de las adivinanzas pero con lencería y condones. ¿hasta dónde puedo llegar? ¿cuál será el límite franqueable, y el infranqueable? Al final voy a tener que asumir que el sr. Grey era el más listo de todos: un contrato con todo escrito bien clarito, con sus cláusulas y su letra pequeña pero sin trampa ni cartón. ¿Lo firmas? ¿Te parece bien? ¿Quieres añadir o quitar algo? lo siento pero esto no es para mí.

Me podéis llamar antigua, tradicional, romántica o todo corazón, me podéis llamar guapa y tía buena también. (¿No cuela verdad?) Pero yo personalmente soy de las que cree en las personas más que en la tecnología. Me gusta conocer chicos en la cola del cine, en el supermercado, en el trabajo o en la portería de mi casa más que en las páginas de contactos de la red y mira que ironica y sarcástica que es la vida que éso nunca me ha pasado. Yo salgo de fiesta con mis tacones, mi vestido mini y mis ganas de enamorarme pero ellos solo se fijan en mis piernas y acaban la noche diciéndome: -qué piernas más bonitas...¿quieres que te la meta?- Como decía, todos mis novios serios y algún rollito salieron de detrás de una pantalla de ordenador. En cuánto a las relaciones soy de las que piensa que todos tenemos una persona adecuada para cada uno. Una persona que nos complementa, que nos quiere tal y como somos, que nos soporta nuestras manías y que las convierte en virtudes. Una persona como en las películas que sale de detrás de un árbol y nos dice I love you I love you... dejaré el vino que me empieza a afectar...

Ahora hablando en serio, ¿no creéis que las nuevas tecnologías nos han hecho ser más fríos? Antes si eras un chico y querías sexo tenías dos opciones: o te ibas de putas, o tenías que conquistar a la chica que te gustaba. Lo hacías tomándote cócteles raros de frutas caribeñas con ella porque a ella le gustaban y decían que eran muy chic. Tenías que aprenderte todos los bailes de David Bisbal, David Civera, las Keptchup y King Africa para poder acercar tu paquete a sus muslos; y mientras eso pasaba lo que no sabía el chico es que se estaba enamorando. A veces (en mi caso no) la espera era tan larga que cuando se acostaban el chico estaba totalmente colgado de ella y le era imposible ya que su cuchi-cuchi se convirtiera en un rollo de una noche. Su pelo negro y su sonrisa eran lo más bonito que había visto hasta entonces y tenía una felicidad en el cuerpo como no la había sentido antes. Salían algunos años viviendo un amor que él nunca se había planeado pero que por eso aún era más bonito y se reía con sus amigos cuando recordaba que sólo la quería para una noche.

Ahora si quieres sexo sin pagarlo lo buscas en Internet y lo encuentras. Es bonito un revolcón con un desconocido  de vez en cuando pero creo que nos estamos pasando. Las adolescentes de hoy en día saben casi más de sexo que yo. La moda del culto al cuerpo, la moda de los realitis y telecinco está haciendo que nuestros jóvenes no tengan entrañas a la hora de decir a una chica de quince años:          -contigo no me acuesto que estás gorda-. En mi época no se decía, se pensaba, pero al menos los hombres respetaban los sentimientos de las mujeres. Todo esto de tanta información crea desinformación y malformación de los amores. Y chicas eso es supercontraproducente para nosotras. ¡Así ellos no se enamorarán jamás! Necesitamos enseñar menos carne por la cam y más corazón. Necesitamos reeducar a los hombres y que nos vuelvan a conquistar como hace años: con música, cenas y poemas de amor.

¡UY! ¡Qué tarde es! Os dejo que... mira os lo cuento... resulta que el otro día me puse a chatear por el tema de la ruptura y tal y una cosa llego a la otra y acabé enseñandole las tetas por la cam. Así que en diez minutos está aquí ¿Carlos?, ¿Nando? bueno no recuerdo su nombre... pero sus palabras me llegaron al corazón: dijo que tenía las tetas más bonitas del mundo. ¡Hasta la próxima!

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