Del dicho al hecho hay un trecho.

                                 






                                 Los hombres siempre se quejan de que las chicas somos las primeras en enamorarnos, o las primeras en comprometernos o incluso las primeras en que en una relación tenemos la necesidad de decir el tan temido: "te quiero".  Pues yo estoy aquí para desmentirlo. Hay un gran número de chicos que desde el primer día te dicen: cari, amor, titi y demás palabras cariñosas que a mí me siguen sorprendiendo. Me ha pasado varias veces y mi parte masculina que, según mis amigas la tengo bastante desarrollada, tiembla al pensar que quizás ese tío no se irá de mi casa en una semana.  Pero ellos son infinitamente más listos que nosotras. Ellos camuflan dichas palabras en: -No pongas esa cara, si se lo digo a todo el mundo.-- Es que soy muy cariñoso, hasta a mis amigos les digo te quiero -


                               Realmente no sé hasta qué punto es verdad o hasta qué punto se sienten a gusto contigo pero no pueden demostrarlo del todo. Eso me da rabia. Ellos son personas igual que nosotras y no pasa nada si se enamoran, si se comprometen o si les apetece decirte "te quiero" pero aún hay machitos ibéricos que tienen que demostrar que ellos nunca fallan.


                                 Referente a las palabras sí que hay chicos que son más lanzados o que tienen otro concepto diferente de un "te quiero"; para ellos no es tan importante como para otras personas y lo pueden decir en menos de una semana. Quizás te puedes sorprender pero cuando te acostumbras a esa naturalidad y sobre todo al poco miedo que tienen y a la confianza que te demuestran es una gozada. Entonces es la chica quien está tan a gusto en esta situación que ¡zás! se suele colar y ya volvemos al principio, ella queriendo más y él solo queriendo decir "te quiero" sin compromiso. Pero así son las relaciones unos quieren más, otros menos, unos dicen te quiero sin sentirlo y otros sienten no poder decir te quiero. Para mí todo esto tiene una solución: hablar mucho.


                                Conozco un colega le llamaremos "aviador" que era de éstos. Muchas palabras cariñosas en poco tiempo, paseábamos de la mano y nos comíamos a besos en cada esquina como si fuéramos adolescentes.  Yo hablé con él porque no tenía muy claro lo que significaban esta actitud. Me dijo eso: para mi aviador sólo son palabras bonitas sin ningún significado especial. Es como un niño de 1.90 cariñoso, dulce, que le gustan los abrazos y el contacto piel a piel, de hecho la última vez que nos vimos después de tener un sexo salvaje nos quedamos dormidos y él se despertó a media siesta y me dijo: ¡Jooo, abrázame, que necesito cariño! y aquí la chica cosmo pasó su brazo por encima de este osito grande que reconociéndolo no le llegaba ni a mitad del torso. Aún me suena raro cuando me dice: "hagamos el amor" y luego se pasa dos semanas sin llamarme. Pero también reconozco que me encanta. Lo positivo de nuestra extraña relación:  la confianza que tenemos, la libertad y los pocos celos cuando hablamos de otras personas ya que como no tenemos compromiso ambos tenemos otras parejas sexuales; aunque reconocemos que nuestro orgullo se queda un poco tocado cuando hablamos de nuestros otros colegas. Y es que tanto mi aviador como yo somos demasiado perfeccionistas y queremos ser los mejores.


                                  Si las relaciones son complicadas las palabras ya ni te digo. Hay veces que no las entendemos, hay otras que nos hacen dudar y otras que nos emocionan unos segundos hasta que nos dicen que no eran tan importantes como nosotros pensábamos, pero creo que en las relaciones sexuales no son tan necesarias como en otros casos. ¿Quién quiere palabras cuando puede haber miradas? El sexo sin duda tiene su propio lenguaje las caricias, la inclinación del cuerpo, los jadeos y miles y miles de pistas que si te fijas te ayudan a saber si le está gustando o no. Y aunque ayer un "colega" me dijo que se podría correr solo con mi voz es mucho más divertido utilizar todas las partes del cuerpo.