Única chica cosmo enamorada.

Me acabo de enamorar. Hacía tiempo que no experimentaba ésto. El que una imagen produzca un temblor, que alguien te provoque una sonrisa bobalicona, un suspiro inesperado o un quedarte quieta escuchando sus palabras son cosas que añoraba sentir, y por fin, hoy ha sido el día. La música ha acompañado estas dos horas con unas notas de piano, mejor dicho, nos han acompañado los archiconocidos acordes de la escala “blue note”. La escala del blues inventada en Nueva York. Y es que es allí dónde me ha llevado esta noche el gran Woody Allen. A mi queridisima Gran Manzana .


Sin duda, he vuelto a sentir lo mismo que sentía recorriéndola a pie. Woody sigue siendo genial para describir ciudades y hacerte sentir que eres la protagonista. Esta vez de la mano de Timothée y de Ellen te dejas arrastrar por las situaciones divertidas y absurdas que la Gran Manzana te puede tener reservada. Es una comedia muy ingeniosa que quiero incluir en este blog precisamente porque habla de relaciones. Vamos, como todas las pelis de Woody y cómo casi todos mis artículos de este blog. Ante tal evidencia... ¿Es este blog Woody?, ¿Es Nueva York?, ¿Es Cosmo? Realmente es PA... (Upps! Casi se me escapa mi nombre real) Sí, este blog es Woody, N. Y, Cosmo y Broadway. Ya que la vida, igual que la relaciones, son un sinfin de palabras sencillas puestas de tal manera que el lector, o en caso de Woody, el telespectador no se de cuenta que lo que estamos narrando es su propia vida con un poquito de atrezzo literario. 


Día de lluvia en Nueva York es la típica película que yo recomendaría cuando tengas un día triste, en el que te duele la cabeza, cuando quieras olvidar un poco tu vida y soñar con otros lugares. Obviamente tiene clichés muy divertidos sobre la ciudad. Pero quién mejor para hacerlos que Woody. Él es como la misma Estatua de la Libertad, como el Empire State, como Tiffany’s. Él es Manhattan, él es la ciudad entera. ¿Y quién mejor que Nueva York para reírse de sus clichés? Está llena de personajes bohemios y bebedores del Soho, artistas que parecen vagabundos y se alojan en el Plaza, niñas dulces que hacen los cuernos a sus novios y novios que parecen pasar de su chica y luego lloran por ella en un piano bar con un martini seco. Todo mezclado con un punto de ironía, romanticismo, realidad y chispa. Y es que pase lo que le pase a Woody en su vida privada hay que alabarlo por su trabajo. Creo que cada película es un trocito de él y para mí ninguna me decepciona. Woody Allen es un genio y eso es irrefutable.


Única chica Cosmo se ha enamorado. Se ha vuelto a enamorar del cine, de Woody y de Nueva York. Y con esta sensación maravillosa me iré a dormir. Con una sensación de que una película de dos horas puede hacerte reír tanto o más que una cita Tinder. Que el estar confinada en casa porque tienes Covid-19, no significa la depresión más absoluta. Significa poder disfrutar de tiempo para ver largometrajes cuando el día a día te lo impide. Que puedas parar la película, volver a ver una situación, escuchar una frase en el idioma original, en español, o en francés si te apetece. Que rebobines una escena para fijarte en un cuadro del comedor o que te quedes impactada con el pelo tan raro que le han puesto al protagonista pero que pienses “qué bien le va al personaje” Y por todas estas cosas, agradezco que Woody me siga sorprendiendo y apasionando cuando veo una película suya.


Todavía no he hablado del guion, que dicho sea de paso, una escritora es el lo que más se fija. La verborrea fácil que pone el director en sus personajes me parece increíble. Encadena tal cantidad de sustantivos, adjetivos e ironías en cada diálogo que ni me lo creo. Me parece brutal que demuestre que una película de Hollywood se puede llenar de palabras en vez de armas. De cotidianidad en vez de naves espaciales. Adoro pensar que tu día a día puede acabar siendo como las pelis de Woody. Éso si que es ciencia ficción de primera. Pintar la realidad con una fina pincelada para que el simple hecho de pasear por Nueva York en un día de lluvia te parezca lo más ideal, me parece de admirar. Que la gente siga viendo estos largometrajes y disfrutándolos tanto como la saga interminable de Marvel, hace plantearme que en La Tierra aún hay esperanza. Gracias Woody. Solo una advertencia para la gente que viaje a la Gran Manzana. No os quedéis empapados esperando a vuestro gran amor debajo del reloj del zoo de Central Park porque lo único que conseguiréis es un buen resfriado. Os lo digo por experiencia.


Hoy ha sido mi día ideal para esta película. Necesitaba sentir que estaba en Nueva York. Esa sencillez de ir metiéndote poco a poco en las escenas, respirar ese aroma de monóxido de carbono mezclado con taxis amarillos y con el olor de los perritos grasientos de Central Park. Necesitaba la alegría de Ellen, la melancolía de Timothée, las neurosis de Jude y el pasotismo de Liev. Todos grandísimos actores y actrices escogidos al dedillo para su maravilloso papel. Necesitaba sentirme rodeada de gente aunque en mi comedor estuviera sola. Necesitaba oler el cigarrillo del protagonista, oír el piano e ir al Met con Selena a ver vestidos antiguos. Y es que con las películas, mejor dicho, con las películas del Señor (siempre con mayúsculas) Woody Allen a parte de disfrutar, viajas; a parte de viajar, sueñas; a parte de soñar, vives. Y vivir cada día es lo mejor que puedes hacer para ser feliz.


Única chica Cosmo, Única chica Woody y Única chica Nueva York.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós Héroes 3, Hola Everdell.

Síndrome de la cama vacía

Adiós sincronizadas, hola gambas al ajillo.