Única chica cosmo ¿Madurando?
En estos momentos de mi vida me siento perdida. No sé si serán los cuarenta, aunque me queda año y medio para que llegue, ya empieza con sus azotes, rayaduras o crisis existenciales. Llevo algunos meses inquieta. En mi trabajo no veo futuro alguno, no puedo ascender, he llegado al techo laboral de la tienda y no estoy contenta, no me siento feliz. ¿Podría buscar un trabajo mejor? Sí, pero llevo veinte años saltando de tienda en tienda por las calles de Barcelona y ningún proyecto me interesa. Me encanta mi trabajo, os los juro. Atender a la gente se me da genial, adoro a mis clientas, les ayudo, voy a sus casas para aconsejarles si la situación lo requiere; el problema está que en esta ciudad nunca se han cuidado a “las chicas de las tiendas”. Los convenios son de risa, los chanchullos y el dinero negro van a la orden del día y lo único que puedes hacer tú, como trabajadora, madre y persona; es aguantar e intentar que el sobre que te dan a final de mes (en “B”) te lo den el mes que viene, y el otro y el otro… El único consuelo que me queda es aprovechar al máximo mis clases de Narrativa e intentar soñar que algún día podré vivir de escribir, aunque sea por 1200e al mes. No sé si sería más fácil soñar que me tocara la lotería...
En el ámbito sentimental las cosas van un poco mejor. No estoy agobiada por no tener pareja y tampoco tengo prisa por buscarla. Estoy cambiando, madurando y por primera vez en mi vida no me interesa el sexo por sexo. Me explico. Hace unos años, en mi situación actual, ya tendría el móvil lleno de números de teléfono de chicos para ir quedando (o lo que surja). Me sentía viva cada vez que los chicos coqueteaban conmigo, me invitaban a cenar, se sentían atraídos por mí y pasábamos una fabulosa noche de sexo. A veces, ésto, era el principio de una relación, de una bonita amistad o de unas cuántas quedadas sin importancia. Ahora, con ésto, no me vale. Única chica cosmo necesita más. Me sigue encantando el sexo, creo que me encantará hasta que me muera, pero hoy por hoy necesito una persona que me mire y me vea a mí. A la mami que lucha cada día por llegar a final de mes, a la buena amiga, a la devoradora de series y de palomitas, a la chica que se emociona por viajar y por ver una plazoleta con encanto. Que me mire y no solo vea unas tetas, o un culo bonito, sino que vea lo maravillosa que soy. Esto ha sonado muy mindfulness. No sé si a mi profe de narrativa le gustaría este discurso… Ella comentó en una de sus clases, que decirse a uno mismo que es maravilloso o que es muy generoso, buena persona, o cariñoso no es muy “narrativamente correcto” El narrador en primera persona, si habla bien de si mismo, genera desconfianza hacia el lector. Por favor, en este caso, no lo hagáis. Hace tiempo que estoy conociéndome un poquito más profundo y os aseguro que lo que digo es totalmente la verdad. Única chica cosmo está madurando.
Guau, decirlo así, en alto y para todo el mundo, asusta un poco. Me vienen muchas preguntas a la mente. ¿Tendré que cambiar mi blog y dedicarme a apuntar las recetas de los platos que cocino para mis hijos? ¿O quizás tengo que empezar a quedar con las madres del cole e intercambiar impresiones sobre los jarabes o sobre qué medicamento va mejor para el dolor de cabeza de un adolescente? O peor aún ¿Tendré que empezar a ir a las reuniones de padres y hacerme directora del A.M.P.A? ¡Nooo! ¡Qué horror! Única chica cosmo tampoco está cambiado tanto.
Madurar es un paso tan grande como la adolescencia. Miras en tu interior y piensas “Ya no soy esa chica que iba a bailar cada sábado” y sinceramente tampoco me apetece. Te levantas un domingo por la mañana y quieres quedar con tus amigos para ir a Sitges a tomar una paella, a disfrutar del sol, la playa y las buenas conversaciones de los treinta y largos. Ya no quieres solo sexo, ahora quieres más. Quieres sexo, la conversación de después, la película del sábado por la noche y la escapada por Europa. Quieres un chico que te quiera de verdad, no solo para pasar el rato. Un chico que sea más valiente que guapo, que se enamore de ti hasta los huesos y que no le importe tu vida anterior. Que te quiera por como eres y que desee estar con tus hijos porque él quiere, no porque le obliguen. Una persona que vea en ti, lo mejor del mundo. Que sepa tus defectos, los entienda y los acepte. Que con una mirada os entendáis y que con un beso os hagáis el amor. Que entre él y tú haya un combo tan perfecto como el que nunca has tenido con nadie. Esto es lo que quiero en mi vida y no me voy a conformar con menos ¿sabéis por qué? Porque al madurar, te das cuenta, que si no lo tienes, sigues siendo feliz. Que no necesitas a ningún cualquiera para darte un buen orgasmo. Ni para descubrir restaurantes, ni para mimarte y hacerte sentir especial. No necesitas a nadie más que a ti misma para enamorarte de la vida. Yo eso, lo aprendí hace mucho tiempo, pero en estos últimos dos años lo había olvidado. En estos años he luchado contra mis normas, contra mis valores y mis creencias solo por enamorarme de alguien, que resultó ser, una de las personas que más daño me ha hecho en toda mi vida. Así que como veis, nunca merece la pena ir en contra de uno mismo. Eso es lo único bueno que me quedó de él. Aprender a no ir contra corriente y por supuesto no ir nunca contra ti. Menos mal que la vida es única dando lecciones o recordando enseñanzas. A mí últimamente no para de susurrarme: “Única chica cosmo es maravillosa” y si lo dice la vida, quién soy yo, o el curso de narrativa para negárselo.
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