Estados de ánimo.

Cuando rompemos con alguien la única sensación que nos invade es el vacío. Da igual que seamos nosotros los que dejan o los dejados. Da igual que sean por causas legítimas (como cuernos, o traiciones) o porque simplemente cuando os miráis y ya no os emocionáis. Sean cuales sean las causas, sea quien sea el culpable solo podéis sentir un gran NADA.


Yo personalmente pensaba que con la edad sería un proceso más fácil. Soñaba que mi experiencia me ayudaría a no tener que romper varias relaciones, ya que encontraría a la persona adecuada y podría disfrutar de ella para siempre. Pero al contrario de lo que imaginaba con catorce años tumbada en mi cama prensando en mi príncipe azul, cada vez es más complicado, más difícil y más pesado. Estoy llegando a los albores de los cuarenta años y siento que mi experiencia con los hombres es demasiado funesta. Creo que “desaprendo” en vez de aprender. Pasan los años y sigo cometiendo los mismos errores que una adolescente, sigo teniendo las mismas ilusiones y por desgracia vivo los mismos fracasos. ¿Será que en el amor es imposible adquirir los conocimientos necesarios para no cagarla? ¿Serán las relaciones la única asignatura que no avanza, y que sientes que toda tu vida estás en parvulario? A veces nos creemos que hemos pasado de curso porque vemos un atisbo de los errores cometidos en el pasado. Pero aunque subsanemos ésos, estoy segura de que cometemos otros. Y otra vez caemos. Y otra vez rompemos. Y otra vez sentimos el terrible vacío de una relación que termina para ponernos de nuevo en la casilla de salida de este juego tan cruel que es el amor.


Pero creo que no tenemos más opción que aceptarlo y remontar. Yo suelo pensar que el destino está escrito. Que si tenemos que acabar con una persona, acabaremos con ella. Por muchas vueltas que demos, por muchos años que pasen o por muchos kilómetros que nos separen. Ese pensamiento siempre me ha dado fuerzas para salir adelante, ya que pienso que si he cometido el error de dejar a la persona equivocada, pase lo que pase en nuestra vida nos volverá a unir. Supongo que es un pensamiento un poco “de cobardes”, ya que así, te curas en salud y piensas “si me he equivocado no pasa nada”. Y en realidad no tendría porqué pasar. Ya que si te equivocas y al cabo de un tiempo quieres volver atrás con tu vida, solo tienes que llamarle y decirle que quieres estar con él para siempre. Depende de él, o ella, que te quiera a su lado de nuevo. Si sale bien, genial. Si sale mal, tú ya lo habrás intentado, habrás luchado por la relación y habrás perdido. Pero perder es mucho mejor que no intentar, ¿no?.


Y en realidad éso es lo que nos pasa. Nos da pánico perder, reconozco que a mí la primera. Soy competitiva, valiente y luchadora; por ello tengo un ego bastante grande y cada vez que me salen mal las relaciones sufro como si fuera la primera vez. Al principio me culpo de todo lo que hice mal. Pienso que debido a éso la cosa no ha salido como esperaba. Me hago responsable de todos los errores cometidos por ambos y los creo solo míos. (Ahora mismo estoy en esta etapa). Los demás son maravillosos y yo soy la mala, yo soy el monstruo rompe-relaciones que sale de vez en cuando del bosque para acabar con todo el amor de Barcelona. Idealizo a mi ex pareja y pienso que solo él tenía la sonrisa perfecta, el cariño adecuado, el carácter ideal y unas ganas de vivir y de enamorarse como nunca nadie las ha tenido. Por supuesto Mr. Surprise es así. Él es el novio perfecto y yo soy la bruja que lo ha dejado llorando es su fabuloso piso del Upper Diagonal. No merezco vivir, no merezco soñar, no merezco ilusionarme por nada, no merezco tomar ni una cerveza I.P.A. Solo merezco beber una copa de vino rancio para que me dé descomposición y me muera sola mientras estoy en el baño. No imagino una muerte más horrible.


No sé cuanto durará esta fase. Solo sé que tarde lo que tarde en recuperarme estoy segura que lo conseguiré. Pasarán unas semanas, unos meses, pero poco a poco volveré a reír. Volveré a ser yo misma. Volveré a ilusionarme con los menús degustación, con las películas en el cine, con los viajes, con los pueblecitos amurallados de nuestro país. Y sobre todo, volveré a ilusionarme con el amor. Cuando pase eso, estaré de pleno en la fase dos. La fase de aceptación y de recordar la relación como lo que fue. Un periodo maravilloso donde dos personas se conocen, se empiezan a enamorar, disfrutan el uno del otro, se echan de menos, se llaman diez veces al día, se mandan audios de minutos excesivos, se hacen promesas de amor eterno mientras bailan en un local de la ciudad. Se emborrachan, viajan, experimentan, discuten, hacen las paces, se plantean sueños, se cuentan recuerdos que les hacen reír, sienten bastantes miedos y alguna vez se sienten solos; pero pese a todo esto, nunca, nunca, nunca dejan de vivir. Para mí las relaciones, igual que la vida, tienen momentos buenos y malos. Las relaciones son recuerdos, vivencias, aprendizaje y sobre todo las relaciones son Amor. Amor en el estado más puro y auténtico de la palabra. Amor, aunque a veces se te escape de las manos y no sepas ni cómo. Amor que cuando no lo tienes lo deseas y cuando lo sientes no lo aprecias. Pero siempre está ahí. En Nuestras vidas. En las croquetas de tu madre o en los berrinches de tus hijos, en los mensajes de tus amigos o en las miradas de tu novia. Siempre envolviéndote para demostrarte que una vida sin amor no vale nada. Y es que creo que el amor, aunque duela mucho, siempre formará parte de mi ser. Porque yo soy mucho más que única chica cosmo, soy más que única chica foodie, sin duda soy: única chica LOVE.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós Héroes 3, Hola Everdell.

Síndrome de la cama vacía

Adiós sincronizadas, hola gambas al ajillo.