¿Se puede follar con un beso?

  

                   


                 Todo el mundo sabe que un beso es la mejor forma de empezar una relación sexual. Hay besos de muchos tipos: besos dulces, apasionados, besos buenos, malos, pringosos, besos que son mordiscos, están los que te hacen olvidar un día duro de trabajo y los besos que no son para nada tu estilo y te hacen desear volver al trabajo y pasarte diez horas más allí. Cuando encuentras uno de éstos no sabes muy bien como reaccionar, al menos yo. A veces saliban tanto que te tienes que apartar para limpiarte con un pañuelo, otros no llevan tu ritmo o tu dirección y te chocas los dientes o te muerdes sin querer; esos son tan dolorosos que peinsas: "si follo con él, muero fijo". Mejor poner la excusa de que tienes que ir a dar de comer a tu gato y salir corriendo.Pero sin duda el peor de todos es el chico que deja la lengua muerta dentro de tu boca. ¡Aggg!¡Qué asco! Sientes un trozo de carne sin vida y sin pasión dentro de tu boca y te dices a ti misma: "si este tío no es capaz de mover un poquito la lengua o jugar con ella, ¿qué hará con lo de allí abajo?" Y en ese momento sacas tu boca de su lengua y te vas. Simplemente caminas en dirección contraria a él; con una lengua así no se merece ningún tipo de excusas. 

                Pero en general mi experiencia respecto a los besos es buena. La gente que he besado ha sido aprovada con nota y aunque siempre se puede mejorar no tengo queja alguna de mis besadores. Recuerdo uno en particular le llamaremos "Chico  Mágico" A él lo recordaré toda la vida porque con solo unos besos míos se ponía muy cachondo. Eso no era la primera vez que me pasaba pero él especialmente me hacía sentir la pasión de su cuerpo mientras sólo nos besábamos. Eso sin duda es una emoción profundamente sincera que no se podía esconder y como es normal mi ego subía a medida que su miembro se iba empinando de una manera espectacular. Me hacía sentir solo con unos besos una Diosa, una Afrodita, una auténtica actriz porno elevada a la enésima potencia. Una persona sobrehumana,  me elevaba a una auténtica ninfa del bosque que con sólo una mirada hace morir de placer a los machos. y todo eso sólo con una beso. Imaginaos si continuábamos con la relación sexual....

              Cómo ambos éramos unos auténticos cerdos en la cama disfrutamos muchísimo. Uno de mis mejores orgasmos sin duda lo pasé con él.  La verdad que por mi carácter altruista y mi disfrute personal haciendo disfrutar a los demás me considero muy apasionada en la cama y eso ayuda. Pero cuando encuentras una persona con la que congenias tan bien, casi no hay que explicar nada, te conoce y te toca exactamente dónde tú quieres, va a tu ritmo, te mira y pone esa cara de pasión como diciendo estoy a punto de explotar, sin saber cómo ni porqué te eleva a una semiconsciencia que parece que te vayas a desmayar antes de correrte. Toda esta magia emociona tanto o más cómo cuando muere Jack en la peli de Titanic. Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Buenos polvos hemos tenido todos pero polvos mágicos especiales que te quitan un cien de fuerza y te dejan la tensión por los suelos eso ya es otra cosa. Y cuando encuentras a alguien que hace que no recuerdes ni en qué lado del sofá estás y te caigas al suelo y acabes retorciéndote debajo de la mesa de placer, es díficil dejarlo escapar. Aunque a veces las circunstancias de la vida sean crueles y no jueguen a tu favor...

             Así que contestando a la pregunta con la que hemos empezado la entrada. Diré que sí, para mí sin duda se puede follar con un beso. Un beso es una forma de expresión en sí, relacionada con el sexo obviamente pero que tiene vida propia, tiene significado propio, tiene emoción, tiene alma, tiene vida y tienen fuerza. Te puedes enamorar con un beso, follar con un beso, casar con un beso, sellar un pacto con un beso, te puedes emocionar con un beso, echar de menos uno muy concreto, perdonarte con un beso, llorar con un beso (según el beso llorar de alegría o de pena, eso ya depende de tu suerte; pero  recuerda: lengua muerta y saliba pastosa huye de immediato) con esos chicos no te va a quedar más remedio que darte besos en la mejilla y ser solo amigos.


              Pero  por favor sigue dándo imporatncia a los besos; como cuando éramos adolescentes y nos pasábamos horas sólo besándonos en esas discos de tarde de pueblonuevo. La parada del metro de "Marina" L1 (roja) en Barcelona, se llenaba de adolescentes de entre quince y dieciocho años  e íbamos todas con nuetros pantalones acampanados de colores y nuetros tops por encima del ombligo enseñando el piercing ilegal que nos habíamos hecho sin el permiso de nuestros padres con nuetros ahorros  recaudados en Navidad. Allí bajábamos la calle  sin ningún tipo de frío para bailar las canciones del momento (en aquella época no existía el reggeton), y buscar con la mirada al chico que tuviera menos granos en las mejillas y más barba en la cara. Idiotas de nosotras, era tan immaduro como los demás pero nos valía que al menos fisicamente no lo aparentara. Buscabas una esquina y allá que íbamos a besarte horas y horas con ese barbudo quinceañero tan sensible a los besos que en seguida  notabas algo duro contra tu cuerpo y te creías una Diosa. Días más tarde descubrías que no eras tú por ser tú si no que eran todas por ser hembras... aunque eso lo guardabas en un rincón de tu mente y no lo recordabas hasta años más tarde. Volvíamos a casa sobre las diez de la noche con los lábios rojos e hinchados de tanto usarlos y con las bragas tan húmedas como si te hubieras bañado con ellas. Así que ya sabéis si pasais por la parada de Marina sobre las diez de un viernes y veis un grupo de adolescentes todas rojas y sudando por favor dejarlas sentarse. Tienen que reponerse antes de llegar a su casa y aparentar delante de sus padres que sólo han ido a bailar.

                Y recordad aunque tengas treinta y cinco a punto de treinta y seis  (como yo) no dejeis morir a la adolescente que con unos besos del viernes soñaba durante toda la semana que era la Diosa Afrodita del sexo y del amor y se enorgullecía de ello.