Ni contigo ni sin ti.














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 Cuando compartes la vida con alguien, a veces nada es lo que parece. Los momentos buenos pueden ser escasos y nuestro mundo se fragmenta para abrir paso a una persona externa con su mundo, su maleta y su cepillo de dientes; y eso a veces cuesta.

Dicen que vivir con alguien es la prueba de fuego, o le acabas adorando, u odiando. Y realmente es verdad. Empiezas a ver a esa persona sin tapujos, tal cuál es. Sin filtros. Y cómo en  "instagram" eso no nos parece suficiente, a veces.  Vemos una foto insípida, sin color, sin márgenes, sin la posibilidad de subirle el brillo o la saturación. ¿Nos hemos vuelto imbéciles? Este mundo se ha vuelto tan superficial que me agota. Si no te pones un kilo de maquillaje, los labios rojos (que ahora se vuelven a llevar) unas rayas oscuras y claras que se ve que difuminadas por la cara le dan puntos de luz , una sombra donde tu rostro lo necesita, y un eyeliner cada mañana ya no sirves ni para vender pan. Me niego a ser una esclava de este mundo. Yo me arreglo cuando quiero y no cuando me obligan. Infinidad de veces he ido al trabajo sin maquillar; ya me cuesta levantarme, lavarme los dientes, despertar a mis niños y cagarme en todo porque no hay café: como para tener que leer unas instrucciones de unas sombras que pareces india por la calle si no lo haces en la cantidad justa... ¡Faltaría más!

En mi relación de pareja me pasa igual, me gusta la naturalidad y la cotidianidad. Siempre le digo a la gente que a mí, un chico me gusta tal cual es, con sus cosas buenas y sus cosas malas. De hecho casi siempre prefiero que me enseñe primero las malas porque si a ellas las aguanto imaginaos a las buenas. Y eso es lo que me está pasando en mi relación. Estamos en esta bonita etapa del conocernos. Él, mi chico excel, es un pelín correcto y eso a mí me pone de los nervios. No me gusta la gente que todo lo oculta o todo lo transforma para que parezca que en su vida hay muy pocas cosas malas, y él como le dije el otro día, no es perfecto, y a mí la perfección no me gustaría ni vivirla ni amarla, sería peor que un examen, peor que un máster, peor que la prueba más difícil de esta vida. Y así  cuan John Snow y sus muros de hielo saqué mis hachas y tiré todas las paredes que había a su alrededor. Ahora chico excel, es solamente eso, un pequeño excel con cada vez menos celdas en su debo y más confianza en mi haber.

Y después de tanta lucha llega la recompensa de una convivencia, mayoritariamente feliz. Siempre habrá peleas con quién tiene la razón en una cuestión o en otra. Sobre lo que vuelva a coger el coche después de años sin conducir y sobre que escriba más este pequeño rinconcito que me lleva a vosotros. Porque yo, queridos lectores (las personas que me conocen, ya lo saben) tengo unos defectos de caballo: soy cabezona, tengo una mala leche por la mañana que no se me pasa hasta las 12 a.m, soy mimosa, de autoestima cambiante, una pizca caprichosa, incapaz de dormirme antes de las 12 p. m (supongo que para compensar lo de la mañana), lectora de libros que me encanta explicar a mi pareja aunque no le interese un pijo, talibana en las películas o series, echadora de broncas a todo ser vivo que haga ruido mientras las vemos y mandona sobre todo con mis hijos. Por que si no, ¿de qué sirve tener hijos si no los puedes mandar? Son tus pequeños esclavos al menos hasta los 10 años que por desgracia aprenden a decir no. Como veis soy una mujer de 1,60 con mucha paciencia, bondad, simpatía y un montón de defectos debidamente repartidos por mi mente para que mi chico los sepa apreciar como si de las mejores virtudes se tratase.

Así que chicas no os preocupéis si al principio vuestro chico parece un príncipe azul, estoy segura, segurísima que al final será un hombre normal, del montón, con sus defectos normales de hombre;  cómo la manía que tienen a dejar los calcetines en cualquier sitio, en cualquier sitio menos metidos en la lavadora, yo personalmente me los he encontrado en el suelo del cuarto de baño, en el suelo del comedor, en el suelo de la habitación... denominador común: ¡el suelo! Debe ser que como los hombres miden una media de 1.80 y nosotras solemos ser más bajitas nos lo dejan porque estamos más cerca del suelo ¿qué majos, no? Otra manía que suelen tener y esto va por mis hijos que algún día tendrán sus propias parejas, es no tirar las cajas de las cosas que se acaban. Bueno cajas, envoltorios, palos de helados, papeles de chuches... ¿Tanto les cuesta?  Me los encuentro en todo los sitios más impensables del mundo: en la cama, ya sea encima o debajo de ella,en la pica del lavabo al lado del cepillo de dientes, al menos sé que después de las chuches se los lavan, en el sofá con su respectiva mancha de chocolate y es que ¡chicos al menos chuperretear bien el palo como hacemos todos! ¿no? Aix una guerra tendrían que pasar... Pero, sin duda, la manía que se lleva el top one es no hacer la cama. ¿Qué les pasará por esa cabecita a estos machos ibéricos para tener fobia a unas sábanas? Yo, que trabajo en el sector lo tengo comprobado: todos sin excepción te dicen: ¿pero para qué hacerla si luego la tienes que volver a deshacer cada noche? ¡Serán guarros! Porque no hay nada cómo dormir en sábanas limpias y recién puestas, por la higiene y el buen rollo que da ver una cama bonita con cojines, (por si no os habéis enterado una cama bien hecha puede ser hasta sexy) por tema limpieza, ácaros y ventilación. Y sobre todo chicos no descuidéis la bajera, es decir la sabana de abajo, que si hacéis la cama sin estirar bien la bajera no sirve de nada las arrugas pasan de una capa a otra y arriba del todo se ve un boñigo que no lo arregla ni el mayordomo del Tenn. Pero el motivo principal es porque te lo dice tu chica y punto. Tantos años siendo amas de casa habrá servido para saber lo que va bien o lo que no, ¿no? Así que  empezar haciendo caso qué ahora os toca a vosotros hacer de chachos. Y allí cada uno con sus juegos sexuales o sus fantasías porque no hay nada más sexy que un hombre desnudo con un delantal sacudiendo la bajera. ¿O no?

 Este blog se lo dedico en especial a mis chicas molonas. Un grupo de mujeres muy guapas, sexys, inteligentes; que aprecian el amor, las ganas de vivir, las risas, que sufren lo que es ser mujer y aprecian lo que es ser una divina y que  sobre todo saben hacer una cama perfectamente.


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