Diga treinta y tres.









                                   Muchas veces relacionamos las enfermedades con nuestra edad. Cuánto más mayores somos, más achaques tenemos, peor nos encontramos e incluso hay una edad que nos vemos incapacitados para hacer actividades que años atrás habíamos hecho sin ningún problema. Creo que todo esto también le pasa al alma. Nuestra alma envejece mientras vivimos. Pero yo me pregunto, ¿es la edad la que nos envejece o es la vida? Si tienes una vida fácil, ¿envejeces menos?.


                                 Mi alma acaba de cumplir treinta y tres años y está cansada. Recuerdo que cuando tenía siete años me imaginaba siendo madre de tres hijos, esposa de un hombre que me quisiera y que yo adorase y trabajando en casa con el portátil porque ya quería ser escritora. ¿Qué he conseguido? Vivir en una chabolita de menos de cincuenta metros cuadrados, un blog que no se leen ni mis amigos y un par de niños que me tienen la chabolita más pequeña todavía porque lo dejan to por medio. Pero se hacen querer. Mis hijos son maravillosos y es una de las experiencias más extraordinaria que he vivido,. No hay nada más, pero más, pero requetemás doloroso que el placer de traer niños al mundo.


                                  Tengo una vida algo complicada pero siempre saco un poco tiempo para mis amigos. Ellos, junto con mis hijos, son el motor de mi vida. Y es que por muy mal que me vayan las cosas sé que ellos estarán por aquí esperándome si necesito algo de tiempo para mí misma, recogiendo los cachitos de mi corazón cuando se me rompe, o con una cerveza para escucharme cuando estreno nueva obra de teatro. Y por supuesto esta entrada va dedicada a ellos, muy muy muy especialmente a mi chico correcto. Ayer, una vez más, me demostró que no hace falta decir nada, sólo hace falta hacerlo. Que sus actos son los que rejuvenece mi alma y que es una persona tan extraordinaria como ya pude vislumbrar el primer día que lo conocí. Lo siento chico correcto pero tienes la desgracia de haber cruzado de mi mente hasta mi alma y ser una de mis personas especiales de mi vida. Eso significa aguantar mis malas leches (en plural porque tengo más de una), significa aguantar mi euforia cuando hable de la nueva vogue, aguantar mis achuchones, mis abrazos y mis wassap interminables a la madrugada. Porque como sabrás amigo mío yo vivo la amistad así.


                                  La gente suele tener sus círculos de amigos diferenciados por categorías, tales como: amigos íntimos, amigos de fiestas, amigos del cole, de la uni, del Erasmus, del trabajo, del curso de inglés, las mamis de la clase, los primos... (cada uno con su correspondiente grupo de wassap) y al final de todos"los conocidos" (ese subgrupo donde metes un poco a las personas que no sabes muy bien donde colocarlas y que no ves frecuentemente).  El primero y el último suele ser igual para todo el mundo, la gente al cabo de los años, entra y sale de esos círculos. Desaparece y vuelve a aparecer, e incluso alguno se puede convertir en amor. Yo agradezco mucho haber encontrado a mis amigos porque la mayoría surgieron de las casualidades más increíbles que puedas imaginar. En la cola de la entrada de un avión, en una página de contactos a través de Internet, de una noche venida a más en el Borne, de una antigua amistad del colegio.., Y es que así es mi vida. Yo no tengo muchos grupos del wassap con diferentes círculos de amistad. Mis amigos se pueden contar con los dedos de ambas manos, y cada uno lo conocí en un momento y de una manera totalmente aleatoria y diferente. Y eso es lo que me encanta de nuestra relación de amistad que cada una es única e irrepetible. Cada una te aporta cosas diferentes aunque de todas aprendes. Porque lo que más me gusta de este tipo de relaciones es que cada persona es totalmente diferente a mí. No podría soportar a alguien como yo (la verdad que no entiendo como mis amigos lo hacen) yo soy de letras y me encanta que muchos sean ingenieros. Hasta tal punto que me sea difícil descifrar una clave numérica hecha con los dígitos de mi edad... Yo soy políticamente diferente a muchos de ellos y las tertulias pueden derivar en un: "tío, eres imbécil" como argumento final de tu alegación.  Lógicamente también tenemos cosas en común: la ironía y la liberación sexual estuvieron presentes en la cena de celebración de mi cumpleaños que hicimos ayer. La gente sentada en las mesas cercanas se giraban como si le hubiéramos dicho a un niño que no existe Santa Claus.  O lo que pasó es que quizás para ellos no existían los tríos...

                                  Bueno para despedirme diré que les cuidéis, a esos que casi los consideráis hermanos porque a falta de hombres decentes que encontrar, la familia urbana de una chica con treinta en Barcelona consta exclusivamente de sus amigos. Y son ellos quienes después de una borrachera provocada por tu última ruptura te llevarán a casa, te desnudarán, te acostarán y te darán un par de analgésicos con un litro de agua para que duermas a gusto. Son ellos los que te cogerán de la mano para bailar salsa en un club con música en directo y son ellos los que  escucharán tus interminables vídeos de música que sólo a ti te gusta. Así que ya sabéis disfruta mucho de una cena con tus mejores amigos que no paran de hacer anillos de las olimpiadas con las gotas que caen de servir el vino y desea que no falte ni uno el año que viene.

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