Pelillos a la mar



                        A veces me pregunto cómo un simple pelo puede ser motivo de disputa. Y es que nuestros tan preciados amienemigos por mucho que los depiles siempre, siempre, vuelven a salir. En la época que nos encontramos actualmente un pelo puede ser decisivo. Las chicas van totalmente depiladas de arriba abajo (incluso los brazos) y personalmente creo que eso hace a los chicos vagos y exigentes. Hay chicos que te acusan porque se te ha olvidado un simple pelo púbico y en cambio no ven la delicada y fina línea que te has hecho con tu eyeliner tirándote media hora delante del espejo. Como siempre pasa, ven lo que quieren ver. En cambio a otros los pelos les molestan tanto que se niegan a hacerte un cunnilingus… ¡Excusas baratas! Seguro que ese idiota no había chupado un coñito en su vida. Si supierais la de pelos que me he tragado yo.


                         Hablar de pelos es casi tan ofensivo como hablar de religión y lo comprobé hace unos meses en una informal cena de amigos. Miranda, mi mejor amiga, hablaba de cuánto le gustaban los chicos con pelos en el pecho y se negaba totalmente a la depilación masculina, creo que fue textual cuándo dijo “sólo falta que les depiles el pecho y les pongas aceite en el torso... arggg ¡qué asco!” Chico Correcto explicó también sus experiencias y dijo que había probado todos los tipos de depilación del mercado y que al final se quedaba con la moto. Yo no quise opinar nada en esa cena ya que con una botella de vino puedes hablar más de la cuenta pero yo soy un término medio entre Miranda y Chico Correcto, ni mucho ni poco, en la medida justa. Si el chico se quiere depilar que se depile, y si es un osito y tiene mucha vellosidad pues sinceramente tampoco me importa; haciendo una lista mental de mis amantes creo que hay de todo en cuestiones de pelos.  Lo que no soporto es que alguien me exija que me depile a la perfección. Primero porque duele, segundo porque si no pueden aguantar cuatro pelos o son tan vagos para ni siquiera apartarlos con la lengua como hemos hecho todos no es mi tipo de amante y tercero porque a mí nadie me manda.


                            Sinceramente, chicas, los tenemos muy mal acostumbrados. Desde que se hacen sus primeras pajas ven chicas con pubis depilados, y es que toda la industria del porno es la gran amienemiga de las mujeres que como para mí, la depilación es más como ir al dentista que como una pequeña inversión de futuro para que esa noche triunfes en tus relaciones sexuales.
 Después de desvirgarse los chicos empiezan a ver coños peludos y algunos se traumatizan.  Me los imagino soñando con pelos gigantes que les capturan y ellos no saben ni cómo salir ni del sueño ni de la habitación de la segunda chica que ven peludita; de la primera no salieron por su propio pie, sino que se desmayaron nada más verla.
                           

                               Después se acaban acostumbrando ya que creo que una de cada tres chicas pasa bastante de la depilación púbica y una de cada cinco de la depilación en general. En ese momento es cuando el hombre empieza a disfrutar de las relaciones sexuales. Las exigencias y las vagancias del pasado se vuelven pasión y las aventuras sexuales se vuelven increíbles, eso suele pasar sobre los treinta y a mí me encanta, ya que es justo la edad que tengo ahora. Recuerdo esos encuentros sexuales con chicos tan tímidos que hasta les daba vergüenza quitarse la camiseta porque estaban demasiado flacos y otros que sólo querían hacerlo en una postura porque así se les notaba menos la barriga. Y luego dicen que las mujeres somos coquetas… Ahora los complejos se esfuman por los poros (sin pelos o con ¡qué más da!) y tienes los orgasmos más maduros y placenteros de tu vida.



                                 Pasado un tiempo según que  hombre se preocupa más por conservar el pelo en la cabeza que por los pelos de sus amantes. Y aquí vuelvo a nombrar a mi Chico Correcto  ya que él me comentó (por si acaso era secreto no se lo digáis a nadie) que había probado unas pastillas crece pelo. Y es que según él últimamente se le había caído mucho el pelo. Supongo que la imagen mental que tenéis en este momento  es de un chico con entradas, con el pelo rapado para disimular su principio de calvicie o con un poco de flequillo para simular su alopecia… ¡Nada que ver! Chico Correcto tiene una mata de pelo rizado (en la cabeza) que la puedes coger con ambas manos y te sobra, no sé a qué venía lo de tomarse las pastillas porque en mi opinión no le hacían ninguna falta. Menos mal que hay una cosa mucho más fuerte que los pelos, la ausencia de ellos o el miedo a quedarse calvo y es que Chico Correcto dejó de tomarse las pastillas porque le bajaba el lívido.
 ¡No podría ser de otra forma! ¿Para qué quieres tener mucho pelo si no tienes mujer para que te lo coja?


                                  Dedico este escrito a Chico Correcto ya que gracias a él, a sus conversaciones y a su mata de pelos esta entrada ha sido posible. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adiós Héroes 3, Hola Everdell.

Síndrome de la cama vacía

Adiós sincronizadas, hola gambas al ajillo.