Ella.
Me levanté de la cama como un martes normal. Ducha, café, traje, repasar los mails en el ipad y a conducir. El tráfico de siempre, la música de siempre, llegar al mismo sitio de siempre, el café de la máquina asquerosa de siempre, las odiosas reuniones de siempre; pero algo poco habitual se me pasó por la mente. Ella no estaba. No me había dado el beso de buenos días, mientras retozaba en la cama, solo cinco minutos más; ni me había enviado el audio a las nueve y media diciéndome: “perdona amor pero no me ha dado tiempo ha hacer la cama”; ni me había enviado memes graciosos mientras desayunaba. Mi mente un martes cualquiera a la una del mediodía acababa de asumir que éso no había pasado, y nunca más volvería a pasar. El día no volvió a ser igual, la semana tampoco. ¿Cuándo había pasado todo esto? ¿Por qué? ¿Volvería? Demasiadas preguntas se me acumulaban en la cabeza. Sé perfectamente cómo pasó. Una pelea más. Muchas palabras gritadas, insultos en su mayoría. Creo que lo veía t...