Diga treinta y tres.
Muchas veces relacionamos las enfermedades con nuestra edad. Cuánto más mayores somos, más achaques tenemos, peor nos encontramos e incluso hay una edad que nos vemos incapacitados para hacer actividades que años atrás habíamos hecho sin ningún problema. Creo que todo esto también le pasa al alma. Nuestra alma envejece mientras vivimos. Pero yo me pregunto, ¿es la edad la que nos envejece o es la vida? Si tienes una vida fácil, ¿envejeces menos?. Mi alma acaba de cumplir treinta y tres años y está cansada. Recuerdo que cuando tenía siete años me imaginaba siendo madre de tres hijos, esposa de un hombre que me quisiera y que yo adorase y trabajando en casa con el portátil porque ya quería ser escritora. ¿Qué he conseguido? Vivir en una ch...